«Buscaba un perro cuando tenía unos 9 ó 10 años. Acababa de mudarme a Los Ángeles y trabajaba en un solar llamado Hollywood Center Studios. Un día, una empresa de adopción de perros vino al solar y repartió folletos en los que decían que la semana siguiente tendrían caravanas llenas de perros adoptables de un refugio que no mata. Eso me hizo muy feliz.»