«Nunca olvidaré la primera vez que fui a Hacienda. Era como entrar en una gran nevera de carnicería, con las cortinas de plástico colgando. Era todo lo que habíamos soñado en una discoteca.»
«Nunca olvidaré la primera vez que fui a Hacienda. Era como entrar en una gran nevera de carnicería, con las cortinas de plástico colgando. Era todo lo que habíamos soñado en una discoteca.»